miércoles, 20 de septiembre de 2017

PREFERIBLE LA DICTADURA



El miedo es el argumento más persuasivo para que el que se niegue a ceder lo haga.
Hasta el gobierno la Junta de Andalucía, que el PSOE trasmite como herencia libre de cargos  a sus herederos partidarios, ha tenido que ceder por la presión del miedo.
La disyuntiva a la que se enfrentaba si no lo hacía lo convenció: pierde de buen grado lo que ingresaba por el impuesto de sucesiones, o pierde los votos que le han permitido casi medio siglo gobernar en Andalucía.
Como era de esperar en gobernantes más que inteligentes listos, mantienen el impuesto de sucesiones pero limitando el número de extorsionados,  y conservan el gobierno de la Junta, desde el que podrán maquinar nuevas exacciones con las que seguir expoliando a los ciudadanos.
Y es que no hay gobierno honesto y, menos que ninguno, el que se escuda en que la mayoría de los ciudadanos les encomendó manejar sus asuntos.
¿Y las dictaduras no roban?
Tanto como los gobiernos democráticos, pero sin el consentimiento previo de los expoliados.
Y es que mandar desde una dictadura es tan malo para los gobernados como mandar desde la democracia.
Pero contra la dictadura se puede y se debe protestar mientras que, en las democracias, el que critique al gobierno se está quejando de sí mismo.
En resumen: el derecho al pataleo, último desahogo del descontento, es un sinsentido en regímenes democráticos..
¿Es lógico que uno proteste contra sí mismo?