miércoles, 31 de octubre de 2018

CARMEN CALVO Y LA SUTILEZA


Más o menos por el tiempo en que los políticos españoles estaban perpetrando la transición que nos ha traído al vertedero político que es ahora España, vino por aquí Giulio Andreotti.
Era una reproducción tan exacta de lo que debió ser el zorro que  Maquiavelo retrató en El Principe, que  merecía haber sido el inspirador del protagonista, y no Fernando el Católico que había muerto quince antes de su publicación.
--“En España”—dicen que dijo Andreotti cuando se le pidió su opinión sobre la transición de la llamada dictadura a la llamada democracia—“falta sutileza”.
¿Y qué es la sutileza?
La habilidad de dar a entender, sin mentir, que lo que es más blanco que la nieve es más negro que la sotana de un cura.
Pues a una cordobesa (los cordobeses son tan abiertos como su pronunciación de las vocales) van y la mandan a que fuerce a los expertos en aliarse con el tiempo, para  conceder desde ayer lo que no les conviene dar.
(Un suponer; como mucho y solo si se acentúa la indolencia de los españoles, a Pedro Sanchez le quedan como presidente del gobierno de España seis u ocho años y, a la diplomacia vaticana, un mínimo de seis u ocho siglos)
Voy a hacer una apuesta sabiendo que ganaré: si Sánchez consiguiera de El Vaticano lo que al Vaticano le pide, será a cambio de algo que le interese más al Vaticano de lo que a Sanchez le interesa sacar a Franco del Valle de los Caidos.
Al tiempo…

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