miércoles, 14 de noviembre de 2018

LA ALBARRANA Y LA CALLE FERIA


El observador sin horizontes lejanos que soñar tiene que fijar su atención en paisajes tan cercanos como los que sus zapatos pisen.
Un suponer: como nadie me ha sabido explicar por qué la torre albarrana de la muralla almohade de mi pueblo forma parte del conjunto, en lugar de estar separada medio centenar de metros, mi imaginación tiene que suplir la información que requiero y los expertos no me dan.
Como todos sabemos, las albarranas era torres adelantadas al resto del recinto amurallado y no era por capricho por lo que así las erigían.
Constituían en sí mismas unidades tácticas autónomas, con capacidad de intervención en la solución estratégica del conjunto.
El atacante del recinto amurallado debía neutralizar la amenaza de  ser atacado por la espalda por parte de la guarnición de la albarrana, si previamente no la hubiera neutralizado.
A falta de respuesta técnica a esa inquietud que me inquieta (por qué la albarrana está incrustada en el conjunto de la muralla), un pormenorizado análisis resuelve, o por lo menos explica, el misterio:
La albarrana que forma parte del recinto amurallado en el que está integrada  se construyó a sabiendas de la dirección desde la que cabía esperar el ataque.
Llegara desde el sureste o del oeste, zonas ya en poder del enemigo cristiano, la albarrana es el punto más cercano a la confluencia de los ríos Genil y Guadalquivir, las vías por las que necesariamente llegarían los cruzados.
¿Y qué?
Pues nada, que se me ha ocurrido todo eso al volver a pasar por la calle Feria,que están reparando desde que quedó en paro la cuadrilla que remató el recinto amurallado.

No hay comentarios: