miércoles, 4 de julio de 2018

DE GAULLE Y FRANCO



   Que fuera un dictador, que lo fue,  no era lo peor de Franco, que está todavía más vivo en la conversación de los políticos españoles ahora que antes de que muriera en 1975.
A medida que pasa el tiempo (as time goes by) datos que afloran de su gestión política ratifican no solo la maldad del dictador sino, lo que es peor, lo equivocado que estaba.
Lo demuestra una información que El País publica hoy.
Se refiere la historia a la entrevista que en 1970 mantuvo Franco en Madrid con un viejo antagonista político: el también general y dictador francés Charles De Gaulle.
(Uno que es muy viejo, todavía recuerda haber seguido por radio las peripecias de De Gaulle cuando se sublevó en Argelia contra el gobierno civil de la ¿cuarta? República francesa, que acabó derrocando).
Los dos dictadores, según El Pais se reunieron en Madrid con mi amigo Máximo Cajal como intérprete.
(Nunca olvidaré mi conversación telefónica desde Madrid con  Máximo la madrugada española en que unos terroristas asaltaron y mataron a más de 30 personas en la embajada en Guatemala de la que Cajal era titular).
Los dos generales y teóricos adversarios ideológicos (Franco ganó su guerra civil con ayuda de la Alemania Nazi y De Gaulle tuvo que escaparse huyendo de la posterior invasión nazi de Francia), hablaron de lo que hablan los viejos, del pasado.
Y también del presente, que ya el Caudillo presentía que pronto dejaría paso al futuro.
Hasta hablaron de política o, por lo menos,  de la manera en que los distintos países organizan su cadena de mandos para ser gobernados.
 Y, según publica hoy El País, Franco le dijo entonces a De Gaulle:
   “En un estado de opinión los partidos políticos existen, pero pugnan por debilitar al país, luchan contra su unidad”.
¿Están demostrando los hechos el acierto del diagnóstico de Francio?