sábado, 7 de julio de 2018

LAS TRIBULACIONES DE FALLARÁS


Los que surcamos este proceloso mar que es la vida y sobre todo los que afrontan esa peligrosa galerna que es la política deben aprender a no andarse con el bolo colgando.
“Bolo”  no  alude a ninguna guarrada, como más de un malpensado habrá supuesto, sino que era el nombre que se daba al machete del que los soldados eran provistos para enfrentarse a los mambises independentistas cubanos.
¿Y qué podría pasar si llevas el bolo colgando cómodamente a lo largo de la pierna izquierda para poderlo empuñar rápidamente con la mano derecha en caso necesario?
Pues te puede pasar lo que le ha pasado a Cristina Fallarás, una personera de Podemos, esos rojos de diseño que cada vez son menos impúberes.
La dicharachera Fallarás creía que había acertado plenamente al hacer suya la causa de Podemos porque a propuesta del partido la han nombrado consejera de radiotelevisión española.
¿Y no la han nombrado?
--Nombrarla la han nombrado pero de lo que ahora duda es de si debe estar contenta por el cargo o cabreada por la carga que representa.
Se ha tomado unos días de reflexión para aclarar su ánimo, lo que ocurrirá cuando halle una respuesta a la duda que la corroe:
¿“La influencia que ejerceré siendo consejera de RTVE, compensará el tiempo que tendré que dedicar al cargo, por 500 cochinos euros mensuales?
La Humanidad  tirita de impaciencia porque teme que Farrarás falle y no cumpla.