lunes, 23 de julio de 2018

EL CUERVO DE UNAMUNO





     EL CUERVO DE UNAMUNO


 El secretario general de los socialistas, Pedro Sanchez, al que los congresistas devotos de Alí Babá proclamaron jefe de la banda que asola España, ya oficia.
Una de sus primeras decisiones, cumplidas con esmero, fue irse a ver un espectáculo de variedades en un avión que, por haber sido pagado por el Estado es propiedad estatal y no privada suya, ni es Sánchez el que paga sus reparaciones, mantenimiento y pilotaje.
Simultáneamente, ordenó también que el Estado a su cuidado se gaste un cuatro por ciento más de lo mucho que ya derrocha, que se devolverá aumentando en la misma cuantía el dinero que se pida prestado a otros, o subiendo la recaudación de impuestos a los que ya pagan más de  la mitad de lo que ganan.
La gente del país que gobierna Sánchez es tan sufrida que, si en vez de ser españoles fueran gente normal, ya haría tiempo que estarían de baja por catalepsia terminal.
Por ahora, el síntoma de su dolencia solo trasluce por la repetición colectiva y continuada de éste soneto, obra de un héroe que fue capaz de no doblegarse ante un fiero caudillo llamado Franco, casi tan inmisericorde como el actual Sanchez;


                                 Ese buitre voraz de ceño torvo
                           que me devora las entrañas fiero
                           y es mi único constante compañero
                           labra mis penas con su pico corvo.
El día en que le toque el postrer sorbo
apurar de mi negra sangre, quiero
que me dejéis con él solo y señero
un momento, sin nadie como estorbo.
Pues quiero, triunfo haciendo mi agonía
mientras él mi último despojo traga,
sorprender en sus ojos la sombría
mirada al ver la suerte que le amaga
sin esta presa en que satisfacía
el hambre atroz que nunca se le apaga.

Que así sea.