lunes, 6 de agosto de 2018

CADA UNO A LO SUYO


Aquí lo que hace falta es que los españoles hagan lo que su buen criterio les aconseje para resolver sus problemas personales, sin fiarse del falso profeta de turno que promete arreglárselos.
Tres mil años llevan los españoles confiando en que algún charlatán los va a sacar de apuros, sin que tenga que hacer nada más que seguirlo.
El resultado siempre fue que el profeta satisfizo su propia ansia de mandar y que la gente quedó tan defraudada  que cayó arrobada en los brazos del profeta siguiente.
La Historia de España es el relato ininterrumpido de victorias del mandamás de turno y de miserias simultáneas del pueblo al que le tocó obedecerlo.
Hasta cuando España y el mundo tenían las mismas fronteras y los que obedecían al rey que no dejaba de expandir sus dominios ni de aumentar sus riquezas, los españoles se quejaban de que padecían hambre.
Si tanto en una nación rica como en una pobre los españoles han tenido razones para el descontento, ¿qué deberían hacer?
Desconfiar en todo el que prometa que, en este tiempo en el que al poder se accede si has conseguido mas votantes que el adversario, se acordara del que lo haya votado cuando gobierne.
Y, al mismo tiempo, no plantearte objetivos que no seas capaz de alcanzar sin ayuda de nadie y hasta con la oposición de otros.
Valerse cada uno por si mismo y si se establecen alianzas con otros, que duren el tiempo estrictamente necesario para alcanzar la meta común.