Pues menos mal
que éste (des)gobierno de Pedro Sánchez lo ha cimentado el helifanático
presidente sobre la igualdad (lo mismo da ocho que ochenta, hembra que macho,
tonto que listo(a).
Uno, que esta
pensando en organizar una línea de autobuses para trasladarse del salón al
dormitorio, es tan helifóbico que renunció a conocer Babilonia porque había que
desplazarse en helicóptero.
(Y porque, para
qué negarlo, vista una ruina, vista la ruindad de todas las ruinas).
Por lo que se
está comprobando un día sí y otro también, la igualdad sobre la que cimentó su
consejo de ministros es el mayor éxito de la política igualitaria de Sánchez:
unos antes y otros después, todos acaban dimitiendo.
Un futuro
presidente de gobierno que está recopilando textos que fusilar cuando elabore su tesis doctoral, como hizo
Sánchez, ya tiene el título con el que espera que pase a la historia: “ (La
mentira): Mientras más gorda, mejor”
Lo que más lo
hizo sudar fue hallar la fórmula del entre paréntesis inicial del título, sin
el cual la tesis doctoral parecería una obra pornográfica.
Para el sector
lúcido de la sociedad que estima un peligro innecesario desplazarse de una
forma distinta que a pié, lo que menos le gusta de Pedro Sánchez es su afición
a los helicópteros, no su presunción de que la Historia de la Humanidad arrancó
cuando se posesionó de la Moncloa.
Temen que, como
todo se contagia menos lo bonito, en un futuro inminente se les obligue a
desplazarse en helicóptero hasta para llegar a la estación del Metro.
¿Y si se le
ocurriera hacer aéreo el hasta ahora metro subterráneo?
Lagarto,
lagarto.