La
vicepresidenta del gobierno Carmen Calvo, senequista ella por su procedencia
cordobesa, vino a contradecir en tal calidad que la verdad de Agamenón sea la
misma que la de su porquero.
Por eso, y
porque como cordobesa y sentenciosa sabe la diferencia entre lo que parece y lo
que es, es capaz de convencer a los que se empecinen en que han visto gigantes que lo
que en realidad vieron eran los enanitos de Blancanieves.
¿Y a qué viene
tanta monserga?
Pues a que le
echaron en cara el otro día que el presidente Pedro Sanchez, de la que es
vicepresidenta, sostenga ahora que no hubo rebelión en el follón de Cataluña, en
contra de lo que hasta ahora había opinado.
“¿Cuando dijo
eso Pedro Sanchez?”, se limitó y le bastó a la Calvo para aventar la insidia.
Y es que cuando
Sánchez opinaba que lo de Cataluña había sido rebelión aspiraba a ser, pero
todavía no lo era, presidente del Gobierno.
Lo que demuestra que la
verdad de Agamenón no tiene que ser la misma verdad que la de su porquero.
Y es que la
verdad o la mentira, en boca de esos mamarrachos buenosparanada que son los políticos,
es algo parecido al papel higiénico.