viernes, 21 de noviembre de 2008

CUENTAME,DE VERDAD, COMO PASO

Si renunciara a cambiar la historia y aceptara al ciudadano tal como es, sin pretender crear un hombre nuevo a golpe de leyes, la izquierda dejaría de ser izquierda.
Pero la historia es, para los regímenes que invocan la izquierda como su raíz ideológica, una herramienta para cambiar el presente y configurar el futuro.
No es que los regímenes de derechas estén libres de esa tentación, pero no son hábitos definitorios de su ideología, sino vicios tomados de prestado.
El individuo de talante habitualmente generoso no está libre de alguna que otra ruindad.
¿Y a qué vienen estas vaguedades propias del maestro Piñones, el que no sabía leer y daba lecciones?
Las inspira el capítulo de la serie “Cuéntame cómo pasó” que la televisión que pagamos todos emitió anoche, jueves, referido a los últimos meses del año 1976, en los que recreó las preocupaciones de los españoles al año de la muerte de Franco.
Las barrabasadas y el frenesí de arbitrariedades de los guerrilleros de Cristo Rey y otros ultras nostálgicos del desaparecido, que el capítulo relata, venían a pelo y reflejaban parte de la realidad de aquellos días.
Pero ni era esa la única realidad, ni eran las únicas barrabasadas.
Del tres de Noviembre de 1976 al 16 de Abril de 1977, los sedicentes comunistas de los “Grupos Revolucionarios Armados Primero de Octubre” (GRAPO) asesinaron a siete personas y cometieron un par de secuestros.
Sin contar con los de sus antecesores del FRAP, a los GRAPO se le atribuyen 83 asesinatos.
Peor todavía fue la ejecutoria de ETA durante los meses que presentó el capítulo: la banda terrorista separatista que se define de inspiración marxista mató a 23 españoles del 24-11-75 al 11-1-77.
O las atrocidades de ETA y GRAPO no inquietaban a los españoles de aquellos tiempos o el guionista de “Cuéntame cómo pasó” sufre amnesia selectiva. Si es involuntaria, que vaya al médico. Si es premeditada, que lo quiten y no cobre de mi dinero.
Porque, en el primer caso, está incapacitado para recrear la historia todavía sangrante de España y, si su amnesia es premeditada, está engañando a quienes, sin haber vivido aquellos tiempos, están condicionados por sus consecuencias.
El próximo capítulo, si sigue el orden cronológico de los hechos relatados, debe aludir al asesinato de los abogados laboralistas de Atocha y a los secuestros de Oriol y Villaescusa.
Habrá que esperar a las diez de la noche del próximo jueves para diagnosticar si la amnesia del guionista es premeditada o involuntaria.