miércoles, 3 de enero de 2018

SABER O NO SABER

Cuando todavía faltaban años para que los chinos pudieran salir libremente de su país y los no chinos pudieran entrar allí como turistas, caí por China.
En una visita de cortesía a la sede de la Shinjua, la agencia de noticias oficial del país, a mi colega Gonzalo Velasco se le ocurrió preguntar al dignatario que nos acompañaba de cuantos reporteros disponían para recabar noticias.
Puso cara de desconcierto y, después de explicarle que los reporteros eran los periodistas que estaban presentes en el lugar donde se producía la noticia, sonrió y nos mostró una batería de teletipos: “ministerio información”, “ministerio asuntos extranjeros”,”ministerio gobernación”….dijo.
Ese eficaz sistema chino de informar al público no de lo que le gustaría saber, sino de lo que le conviene saber, es el que prefiere, al parecer, Beatriz Talegón.
La Talegón es una disidente contumaz de todo el rojerío ortodoxo por el que ha transitado hacia el rojerío hecho a su medida que todavía no ha parecido encontrar.
En un artículo de opinión titulado “Periodismo carroñero” que hoy publica “OK Diario”, la Talegón se queja de todo lo mucho malo aflorado en la cobertura del caso de la asesinada Diana Quer.
“Lejos de respaldar a la familia”—señala—“los medios de comunicación han hecho lo posible por estirar el chicle de la inmundicia”.
Añade, y tiene su punto de razón la Talegón,  que “la ética periodística debería haber seleccionado mucho mejor la información que debería publicarse y la que debería quedar para la intimidad de la familia. Nadie puso freno”.
Pues, si la tiene, debería emplear hasta su último resuello político pata encarrilar la vida publica española por los plácidos senderos de la conveniente ignorancia anteriores a éste libertinaje de prensa, responsable del desgobierno democrático.
A lo mejor ha llegado el momento de que solo se publique en España, como en la China de entonces, el “Renmin Ribao”, el “Diario del Pueblo” que incluya solo las noticias que les llegaran de la Shinjuá española, que resumiría las llegadas a su sede central desde los diferentes ministerios gubernamentales.
Un pueblo que sabe es menos feliz que un pueblo que ignora.

¿Y no es la política la noble actividad encaminada a que unos pocos se sacrifiquen para que los demás gocen?