Esto de la
memoria histórica en lo que llevamos engolfados los españoles desde hace 42
años, los que llevan mandando los que todavía mandan, va camino de convertirse
en el cuento que nunca se acaba, la never ending story carpetovetónica, en la
segunda acepción del diccionario.
He leído por ahí
que andan por las calles de Barcelona unos individuos bien pagados por los que
mandan, dedicados a ver qué edificios tienen un letrerito que los identifica
como levantados en tiempos de Franco, y cuales no.
A los que tengan
el letrerito se les quita y a los otros no, porque no tenerlo indica que
surgieron como edificios constitucionales, que es lo mismo que postfranquistas.
¿Se acabará
finalmente el franquismo cuando desaparezcan todas las estatuas, letreros,
fotos, periódicos o libros que recuerden que Franco existió y, que, como
consecuencia de su existencia generó el franquismo?
¿No habrá un
método alternativo, más eficaz por ser más radical, para que los españoles se olviden de Franco?
Lo hay y se
llama lobotomía, una intervención quirúrgica que los nazis utilizaron con éxito
para que los nostálgicos irredentos olvidaran que existió una Alemania anterior
a la de Hitler.
Sométase a todos
los españoles a intervenciones de lobotomía costeadas y primadas por el Estado
a través de presupuestos.
Erradicada quedaría
así la capacidad de recordar, eliminado el recuerdo de Franco y solucionado el sinvivir
que a los que mandan ahora les provoca de que hubiera alguien que mandó antes
que ellos.
¿Y si alguno de
los cien millones de turistas extranjeros que cada año visitan España le
preguntara por la época de Franco a algún nativo que, por habérsele borrado la
memoria no supiera qué responderle?
Sería
imprescindible que a todo extranjero que llegara a la frontera, antes de
franquearle (lagarto, lagarto) el paso, se le obligara por declaración jurada
a:
a) no
preguntarle a ningún español por nada relacionado con lo que ocurrió en España
antes de 1975, y
b) si por
descuido lo hiciera, autodenunciarse y
pedir que lo sometan a una operación de lobotomía similar a la que, por higiene
democrática, se practique a los españoles.