Desde que me
enteré de que se podía gobernar de manera diferente a como gobernaba Franco,
creía que eso de la democracia era que había quien mandaba porque era el que
mas gente quería que mandara.
Y que el que
mandara tenía que hacer cumplir no lo que le diera la gana, sino lo que otros diferentes
habían acordado que tenían que hacer todos, y que un tercer grupo decidía los
años que tenía que estar en la cárcel el que se hubiera cargado a un semejante.
Y si eso no es
así, ¿qué?
Pues que pueden
gritar hasta quedarse roncos “Viva la Democracia” o “Viva el Betis”, pero en
vez de demócratas son unos caraduras.
Y, ¿es España
una democracia?
Pues verá
usted: el que mande en un partido político se rodea de los que haya nombrado
para que lo obedezcan y, siguiendo sus órdenes, nombran a los candidatos con
más probabilidades de salir electos para aprobar las leyes que todos han de
cumplir.
Si los suyos
ganan las elecciones y forman gobierno, el que los dirija nombra a los
ministros para que hagan lo que les mande y, de acuerdo con otros de su rango
pero con menos mando por no haber ganado las elecciones, nombran a los que
forman el Poder Judicial, los que hacen las leyes a medida del que los haya
nombrado, el que presida el gobierno.
Entonces, aquí
¿hay o no hay democracia?
No la hay pero
no lo digas en voz alta que te pueden llamar facha.
Y ser facha,
¿es malo?
Debe serlo,
por lo menos en el tinglado que los que se proclaman demócratas han montado en
ésta casa de trata.