martes, 29 de septiembre de 2020

  A sus aduladores los pirra citar aquel advertencia de Churchill a sus gobernados de que les esperaba “sangre, sudor y lágrimas”  y, a pesar de ello, lo siguieron hasta ganar esa guerra que tanto disfrutamos viendo en el cine.

   Si en vez de a ingleses les hubiera hablando a españoles, Churchill no habría pasado a la historia como líder borrachín y apurado (¿o empurado?) ni el hasta entonces invencible Hitler habría terminado sus días saltándose la tapa de los sesos.

    ¿Y qué?

    Pues que los españoles de ahora no somos los ingleses de entonces ni  este nuestro presidente que nos arrastra por la ciénaga más tenebrosa de nuestra tétrica historia tiene nada que ver con el gordo que fumaba puros y bebía coñac.

   --¿Peor que la famosa guerra civil?

   --Sin comparación porque, de aquello, hubo una mitad de españoles que perdieron, pero hubo otra mitad que ganaron.

   ¿Y con ése Pedro Sanchez de ahora, qué nos va a pasar?

   -Si alguien sobrevive a éste aquelarre siniestro de la gripe que tan lucidamente presentó en sociedad aquella manifestación encabezada por las favoritas de su harén, se encadenarán las elecciones políticas para que los que se alternen al ganarlas, se echen echándose elecciones cada vez más frecuentes.

  -- ¿Y por qué cada vez más frecuentes, si se puede saber?

   --Se puede. Para que todos los que quieran ponerse ricos con lo que roben gobernando, no tengan que esperar tanto para mamar del pezón de la cabra.

   --Lo del pezón y, sobre todo lo de la cabra, espero que no lo haya dicho con segundas.

   --Tan literalmente pretendo que se entienda lo que he dicho como que democracia significa que la chusma es la que manda.