jueves, 4 de junio de 2009

EL SPEECHWRITER ENGAÑO A OBAMA

El que escribió el discurso que pronunció en la Universidad de El Cairo Barak Husein Obama se equivocó en las fechas y, lo que es más grave, en el concepto de tolerancia que predicó el Presidente norteamericano.
Porque el Emirato Independiente de Córdoba se fundó el año 756, evolucionó a Califato en 929 y se fragmentó en Reinos de Taifas en 1031.
Mal podía haber sido contemporáneo a la Inquisición, que la Iglesia estableció para combatir la herejía cátara en 1184 y no llegó a Castilla, a cuyo reino pertenecía Córdoba, hasta 1478.
Pero no fue ese anacronismo el error más grave que su “speechwriter” hizo pronunciar a Obama cuando le escribió el discurso, sino la falacia intelectual, aunque políticamente correcta, de la tolerancia religiosa en la Córdoba musulmana.
Que hubo persecución islámica contra los cristianos del califato y, en menor medida contra los judíos, ningún historiador solvente lo discute. Discrepan, eso sí, en el pretexto que ensangrentó la intolerancia.
Ya por el año 825 se detectaron los primeros síntomas de malestar entre los mozárabes, que eran los cristianos arabizados, por las trabas de los musulmanes para que conservaran su cultura y practicaran su religión: tenían que pagar un impuesto cada vez que asistían a misa en sus iglesias y, fuera del recinto religioso, se les impedía hablar de religión. El proselitismo se castigaba con pena de muerte.
Se gestó un movimiento de rebeldía contra el poder, que se tradujo en lo que algunos llaman brote de integrismo y que se manifestó en que numerosos cristianos desafiaran abiertamente la ley, a sabiendas de que lo pagarían con el martirio.
Fueron los conocidos en Córdoba como los “Santos Mártires” Rodrigo, Salomón, Pedro, Walabonso, Sabiniano, Wistremundo, Abencio, Sisenando y otros, cuyos restos fueron descubiertos siglos más tarde en la Iglesia de San Pedro.
El movimiento integrista cristiano, que se prolongó desde el año 850 al 859, se extinguió con el martirio ejemplarizador de San Eulogio, cuya sabiduría era legendaria en todo el mundo cristiano, y que fue propuesto para ocupar la archidiócesis de Toledo.
La muerte de San Eulogio ahogó en sangre la protesta de los cristianos, que dejaron de manifestar en público sus creencias.
Más o menos, lo que ocurre en los países sometidos ahora al Islam, a los que Obama tiende la mano, y a los que exhortó en El Cairo a imitar la tolerancia religiosa del Califato de Córdoba..