viernes, 18 de enero de 2013

LA CORRUPCIÓN HERMANA A LA NUEVA Y A LA VIEJA ESPAÑA




Los que vivimos la primera mitad de los 70 en la Nueva España, nos sentimos rejuvenecidos en ésta España vieja, tan encenagada en la corrupción política como el México de entonces.
Para llegar al México de aquél tiempo falta un  trecho en el camino evolutivo del sistema implantado a la muerte de Franco porque, en la España actual, la sinvergonzonería política todavía es  noticia. En el México de entonces no lo era.
Es una pena que Enrique Tierno Galván, uno de los muñidores de lo que han venido a resultar las esperanzas cortesanas de los demócratas postfranquistas, no haya vivido para ver que sus expectativas se han cumplido.
En los primeros días de 1976 hizo Tierno el peregrinaje que otros políticos emprendieron para recabar ayuda y recibir el marchamo de antifranquistas que otorgaba el presidente Luis Echeverría, que en Septiembre anterior había roto las relaciones que  nunca tuvo con el régimen de Franco.
Tierno, en aquella visita y sin duda para ganarse el aliento moral y material de los pródigos mexicanos, les doró la píldora al asegurar que aspiraba a que, después de Franco, en España se estableciera un sistema político como el mexicano.
Su ilusión se ha visto cumplida: no hay político en la España actual, como decía de los generales mexicanos el Presidente Alvaro Obregón, capaz de aguantar un cañonazo de 50.000 pesos.