sábado, 14 de octubre de 2017

AMOR Y CONVENIENCIA

Si se diferenciara  realmente el catalán de otros pueblos vecinos habría que reconsiderar la convicción de que la informática y su universalización del conocimiento han eliminado las barreras que hasta ahora separaban a los pueblos.
¿Conocerse mejor acerca, o distancia?
Seguramente lo segundo porque es difícilmente imaginable que la región pakistaní de Azad provoque un conflicto parecido al resto de España como el que le plantea Cataluña, una región española.
El divorcio de España que los separatistas catalanes proponen habría sido innecesario sin convivencia previa.
Jean Paul Juncker, el presidente de la Comisión Europea lo sabe porque le consta que el divorcio entre parejas casadas se contagia imparablemente a hombres y mujeres que atraviesen dificultades en sus matrimonios.
“No quiero una Cataluña independiente”, dijo. “Otros harían lo mismo”.
Esos otros a los que se refería son, naturalmente, los territorios y regiones que fueron independientes unos de otros hasta que la conveniente afinidad los empujó al matrimonio por intereses compartidos que son todas las actuales naciones europeas.

¿El de Cataluña sería un divorcio porque se mustió el amor,  o porque los intereses de uno de los que formaban la pareja lo seduce más que seguir casado?