La audacia, que
es una virtud envidiable, a veces se transmuta en ridiculez esperpéntica si el ratón cae en la tentación cómica
de ponerse a la altura de un elefante.
A la altura de
un elefante (el animal emblemático del Great Old Party, el partido republicano
de los Estados Unidos), con cuyo candidato vencedor en las elecciones norteamericanas,
se han apresurado a establecer diferencias los personeros de Podemos.
¿A quién que no
sea al propio Pablo Echenique se le hubiera ocurrido comparar con el Partido
Republicano vencedor en las elecciones norteamericanas a su Podemos, perdedor
en todas las contiendas resueltas en las urnas?
Porque, en eso
de las elecciones el que no las gana las pierde, por mucho que del apaño entre
perdedores se le arrebate el premio al vencedor.
La insensatez
de comparar lo incomparable solo se le puede ocurrir a un insensato, a un lunático
o a un insensato lunático.
Saliva gastada
en balde, patente truco para que, al establecer la diferencia comparativa con
un gigante, la enanez se olvide.
Ay si Echenique
y sus comparsas tuvieran acceso al botón de las claves fatídicas…
Entonces, en
vez de la sonrisa que despierta su ridiculez por compararse con Donald Trump , sí que provocaría pánico.