lunes, 17 de junio de 2019

LOS PACTOS


Si a una persona humana le disgustara algo o alguien, pero no tanto como para darle un sopapo de frente y por derecho, se dice que ese alguien o ese algo “le da coraje”
En esos casos, y si se presentara la ocasión de que al que te da coraje lo pillaras descuidado, se recomienda meterle un viaje mientras disimulas silbando un vals.
¿Y por qué no le hacen eso a estos anfibios de español y europedo, naranjos agrios injertados en navelino,  conocidos por “los de ciudadanos”?
Pues porque no está bien visto en estos tiempos de amagar y no dar, en los que conviene endulzar  el asesinato artero silbando el “Danubio Azul” para que la víctima tenga un fin bello y romántico.
--“Pues a mi lo que más me gustaba”—media en la conversación sin ser invitado el abominable antropofascista—“era aflojar la presión de los dedos sobre el gañote de la victima y, cuando confiara en que se iba a salvar, apretar otra vez pero con más fuerza”.
(Los demoizquerdistas y demoderechistas que escuchaban movieron la cabeza de izquierda a derecha los primeros y, de derecha a izquierda los segundos).
En un bien argumentado comunicado conjunto posteriormente emitido, los demócratas de derechas y los de izquierdas condenaron la “brutal zafiedad del texto fascista por admitir abiertamente lo que piensan”.
Aunque los comunicados de los demoderechistas y demoizquierdistas coincidieron en condenar el escrito de los demofascistas, los primeros hicieron hincapié en acusarlo de “descarada demonizacion de la democracia” y los de izquierda lo tacharon de “elogio del narcisismo individualista”.
--Y eso, ¿qué es?
--Pues algo asi como que tú tienes que ser yo y yo tengo que ser tú.
--Una pala le daría yo a los primeros y una piocha a los segundos.
--Pues yo,una  piocha a los primeros y una pala a los segundos.
   Y aunque firmaron las dos partes el acuerdo, en el mismo momento de la rúbrica ya estaban pensando en cómo burlarlo.