lunes, 13 de marzo de 2017

LA SUSANA QUE VIENE

Siempre hemos andado los andaluces más bien desconcertados  pero de unos días o meses a ésta parte es que ya no sabemos si estamos más allá o mas para acá.
Exactamente desde que un acontecimiento que parecía posible es ahora probable y, si los dioses no ponen remedio, inevitable.
Sus consecuencias pueden ser más catastróficas que las de un maremoto devastador o un terremoto asesino porque esas tragedias suelen ocurrir a miles de kilómetros de Andalucía.
Pero la casi segura candidatura de Susana Díaz a mandamás de su partido socialista para acceder (Dios no lo quiera) a mandamás de España y mandar así a todos los españoles es un presagio cada vez más ineluctable, que quiere decir que no tiene escape.
Y es que, como gobernante (no gobernanta, que es ama de llaves) de Andalucía, mi Susana es difícil de empeorar.
Así que si se va de Andalucía para irse a Madrid y desde allí gobernar España, va a ser como dos riadas consecutivas en las que, cuando empiezan a retirarse las aguas de la primera, sobrevienen las de la segunda para no dejar chozo en pié.
Como nuestra impuesta lealtad a España es menos equívoca que nuestro orgullo por todo lo andaluz, todos saldríamos ganando si Susana, hasta que vuelva a vender bragas (tres piezas por un euro) en el mercado al aire libre, siga donde está.
Además, si la presidenta de la Junta de Andalucía deja de serlo para ser presidenta de España, ¿a dónde tendríamos que escaparnos para huir de Susana?
Evidentemente a Nueva Zelanda por lo menos, lo más lejos posible de Andalucía y de España.

¿A Nueva Zelanda? Buen cordero. Vamos a preguntar cuando sale el primer vuelo.