Cuando después
fracasar manda uno por fin, lo primero que debe hacer es rodearse de sus
incondicionales más capaces para que lo ayuden a seguir mandando per in secula
seculorum, que quiere decir hasta que a las ranas les salgan melenas.
Pero,
¿y si ese que por fin manda pone al frente de una de las empresas para seguir
mandando a un amigo personal, pero simultáneamente inútil profesional?
Pues
le puede pasar lo que se está buscando el tenaz Pedro Sanchez, tan habilidoso
que llegó a presidir el Gobierno de una dizque Democracia sin que la chusma lo
eligiera.
Aturullado
por acontecimiento tan imprevisto, se lió a nombrar colaboradores de los que
tan poco conocía o le importaban tan poco sus antecedentes que cuando se
conocieron tuvo que picarles el billete.
Como,
excepto en su caso, en el pais en el que llegó a mandar se necesita ganar unas
elecciones para presidir el gobierno, el subordinado más preciso para seguir
mandando es el que incite a los votantes a no elegir a sus adversarios.
Y
eso, ¿cómo se hace?
Pues
aplicando un principio elemental de la psicologia;
Como
animal sociable, el mayor temor del individuo es la soledad. Solo es feliz si
tiene a alguien en el que descargar su mala leche y achacarle la culpa de sus
propias faltas.
Así
que a los españoles los condenaron a la democracia por haber dejado que se les
muriera el dictador.
Y
en un régimen político tan absurdo como es el de la democracia (es preferible
mucho malo que poco bueno) mientras más sonámbulos confíen en que los guíe un
tunante, más seguridad hay de que todos se darán el mismo batacazo.
Pedro
Sanchez es el epítome del español contemporáneo, heredero y aprendiz de la
larga ristra de sinsabores y desgracias de un pueblo acostumbrado a pasar
hambre para que su amo se atiborre.
Así
que en la democracia se supone que mandan los que en realidad obedecen y que obedece
a los más el que está legitimado para mandar a todos.
En
definitiva, que el compañero Sanchez, al que tanto le gustan los helicópteros y
los palacios gratis, todo incluido, ha nombrado a su cuate Tezanos para que
dirija el CIS, un multipesebre en el que come un monton de gente para que,
aunque al que les paga le confiesen que las va a pasar canutas en las
siguientes elecciones, a la gente que va
donde va Vicente, les garantiza lo contrario.,
¿Y
qué hace Tezanos?
Ganarse
el sueldo tranquilizando a Sanchez de que, por muchas barrabasadas que les haga
a los españoles, los españoles no dejan de aumentar el afecto, cariño y
admiración a su persona.
Pero,
entonces, el tal Tezanos engaña a Sanchez.
Es
que, si le dijera la verdad, Sanchez podría cabrearse y nombrar a otro más
complaciente para el puesto de Tezanos.
Hay
quien dice que, si fuera así, lo de las encuestas no sería serio.
Y
llevaría razón, porque lo de las encuestas, la democracia, las autonomias y
esta España postiza que inventaron va para
siglo son un puritito cachondeo.