lunes, 25 de mayo de 2020

DE MANZANAS TENTADORAS

Es la añoranza “una tristeza melancólica originada por el recuerdo de una dicha perdida”.
 Por lo menos así la define el Diccionario de la Academia Española de la Lengua, responsable de dictar qué es qué.
   Así que la añoranza se agudiza con el paso de los años y es directamente proporcional al tiempo ya vivido.
   Es por lo tanto la felicidad un concepto relativo e individual que a veces se contagia a la gente buena que la contempla en otros y que, por lo general, incomoda a la gente normal envidiosa del bienestar ajeno.
   Es lo del famoso viejo idiota al que se le alegraba la pajarilla cuando veía que otro más desgraciado se relamía al comerse las hierbas que había desechado.
   Y es que todas esas tramposas teorías sobre el poder gratificante de la humildad y el desprendimiento son inventos de los listos satisfechos para aplacar a los tontos menesterosos.
   Si alguien prohíbe comerse aquella manzana tan provocativamente  tentadora tendrá una razón para hacerlo: querrá merendarsela personalmente.