jueves, 9 de julio de 2015

MALEDUCADOS



La fotografía del presidente de Bolivia Evo Morales mostrándole al Papa Francisco un Cristo crucificado sobre la cruz y el martillo me provocó instintivamente una asociación de ideas, la interrelación con otras imágenes almacenadas en la memoria.
Debió ser una alucinación provocada, sin duda, por mi atocinamiento mental, desbocado por la plaga estacional de la calor.
Sería alucinación o no, pero lo cierto es que lo de Morales y el Papa me trajo a las mentes la foto de la meona, la de los deschaquetados y descorbortados afeando a los diputados del Parlamento Europeo que vistieran chaquetas y corbatas o la de uno de ellos, coletudo, regalándole al Rey de España una colección de libros de alucinada fantasía para que se enterara de lo que vale un peine.
Que nadie se alborote: si chocante es esa actitud de los que los fotógrafos creen que merece la pena ser retratados, la moda pasará como la de los miriñaques.
Y, si fuera más que eso, bastaría con sustituir en la enseñanza pública la obligación de saber donde nace y desemboca el Retortillo con una asignatura descatalogada: el manual de urbanidad, la guía del comportamiento acorde con los buenos modales, que demuestra buena educación y respeto hacia los demás.