domingo, 23 de junio de 2019

LOS MOVILES










El más chico de mis nietos acaba de cumplir dos años y, de manera instintiva, mueve por la pantalla del teléfono móvil su dedo índice, con tal desenvoltura que a su abuelo de 76 años  y envidioso por naturaleza, le da coraje.
Puede que haya sido el invento que más fulminantemente se ha difundido y el que con más amplitud haya contagiado a la Humanidad, tan nutrida la actual como la suma de todas las humanidades precedentes.
¿Y qué pasa con los teléfonos móviles para escribir tanta babosada?
--Pues viene a cuento, y ustedes disimulen, a que si a los zánganos sevillanos que anduvieron  en Pamplona aquella épica noche sanferminera con aquella chica madrileña no se les hubiera ocurrido robarle el móvil al final de que pasara lo que pasó, todo lo que posteriormente se ha dicho y escrito ni se hubiera escrito ni se hubiera dicho.
--Pues vaya usted a saber…