martes, 7 de abril de 2015

ACCION O REFLEXION



Por muy tontos que seamos los españoles, no tenemos capacidad para serlo tanto ni durante tiempo: es imposible, por tanto, que hayamos tardado tanto tiempo en sospechar que ningún partido político cumple lo que promete, si teme que ponga en peligro su objetivo como partido.
¿Cual es el objetivo real de todos los partidos políticos?
Conseguir gobernar para ejercer el poder y, una vez conseguido el poder, mantenerlo.
Para ese fin utilizan todos el mismo medio: prometer que darán a los ciudadanos lo que creen que los ciudadanos quieren: igualdad, justicia, prosperidad y sacrificar los intereses partidarios al bien general.
Pero los partidos, una agrupación de ciudadanos a los que une un interés común contrario al de otros partidos, están integrados por personas con el mismo objetivo común básico de las personas que agrupe: vivir mejor que los demás durante el mayor tiempo posible.
Ninguno lo confiesa, pero todos los partidos quieren privar del poder a otros partidos para monopolizarlo en beneficio de sus dirigentes y votantes, aunque perjudique a los dirigentes y votantes adversarios.
¿Por qué, si es tan obvio, no se asume la martingala?
Porque no todos somos iguales ni su diferencia esencial es el color de la piel, el nivel de ingresos, su capacitación intelectual ni la morfología sexual diferencial.
Lo que hace diferentes a unos hombres de otros es su actitud ante la vida: hay gente de acción y gente de reflexión y, como decía el demócrata Lyndon Johnson del republicano Gerald Ford, la mayoría no sabe caminar y masticar chicle simultáneamente.
Actuar y pensar son actividades humanas contradictorias porque una inhibe a la otra y, en este mundo de vuelos low cost, viajes en AVE y abuso de máquinas que piensen por el que las utilice, no queda tiempo para perderlo pensando.
Así, un partido político es como un google de andar por casa: te libera del  esfuerzo de pensar lo que realmente quieres y te conviene y solo tienes que creer a piés juntillas lo que muchos otros, como tú, creen que es verdad y conveniente.
Es una conclusión aterradora: solo los parados, los viejos, los jubilados, los cojos transitorios y los vagos (la gente que no sirve para otra cosa), tenemos oportunidad de reflexionar.
Pero, ¿quién va a ser tan insensato para creer lo que piense gente que no hace nada porque nada sabe hacer, o no tiene capacidad para hacer nada?