lunes, 10 de octubre de 2016

LO QUE SE NECESITA

¿Es “consuelo de tontos”, como dice el refrán,”el mal de muchos”?
Si así fuera, los españoles tenemos motivos para estar, más que contentos, felices.
Y es que hasta los americanos, que inventaron esa simpleza llamada democracia que proclama bueno lo que la mayoría diga que es bueno, van a elegir presidente no al mejor candidato sino al mejor hablado.
A ese huracán incontenible que es Donald Trump se le ocurrió hace años alardear de sus éxitos carnales llamando “pussy” (gatito) a la parte de la anatomía femenina cuya contraria masculina es “cock” (gallo).
Como han puesto y repetido por televisión ese lejano episodio de la azarosa vida de Trump, parece inevitable que su contrincante se lleve la llave simbólica de la Casa Blanca.
Y, ¿quién es la probable afortunada de la baladronada pretenciosa de Trump?
La entonces y todavía esposa del presidente Bill Clinton que, en el despacho oval de la Casa Blanca, de donde los rayos del poder se disparan para pulverizar a los enemigos de América, al gallo del marido de Hillary Clinton le alegró la tarde el gatito de Mónica Lewinsky.
Si hasta los que inventaron esa martingala llamada democracia eligen presidente no al que más pueda servir para el cargo sino al que menos escandalice en un salón, ¿qué broma de mal gusto esa de que la democracia es el sistema de gobierno que todos los pueblos necesitan?

Lo que los pueblos necesitan es sentirse satisfechos y, para eso, es indispensable comer bien, beber de forma comedida  y saciar al tigre de la lujuria, antes de hundirse en una siesta reconfortante.