lunes, 15 de junio de 2015

POR QUÉ HA PASADO LO QUE HA PASADO



Desde hace una semana y hasta dentro de otras 15 o 20, los que por vicio o por oficio (como en el sórdido e irresistible mundo sexual) nos dedicamos a explicar por qué pasa lo que pasa, diremos tonterías que pasarán por verdades como puños.
Y, como es lógico, a nadie se le ha ocurrido lo evidente para que se entienda lo que ayer acabó de pasar: que los que criticaban lo mal que lo han hecho los que mandaban son los que mandarán en adelante.
Como la edad me ha hecho no más sabio, sino más cínico, me parece que lo que es ha sido porque:
a) a los pueblos, que es como se llama a la informe suma de los individuos que integran la masa, los mueve más el sentimiento que la razón.
b) que el sentimiento de culpabilizar a otro de los fracasos propios es más tentador que el de reconocer la culpa propia.
c) que si hay culpable hasta de que no llueva, el gobierno es el chivo expiatorio más a mano.
d) que al pueblo no lo mueven los poetas que invocan la belleza, como dijo el poeta José Antonio Primo de Rivera, sino los rencorosos que excitan la revancha.
Y eso es lo que hay, por lo menos lo que explica que haya pasado lo que ha pasado.
¿Cómo se le puede ocurrir a la nadie la pendejada de proclamar que ha conseguido que se viva mejor, si nadie estará nunca satisfecho de lo bien que vive?
Todos nos miramos en el espejo del que vive mejor que nosotros, culpable evidente de que lo pasemos peor.
Consejo a aspirantes a gobernar: fomenten el rencor, la envidia y la maledicencia contra el que mande y, una vez consigan el poder, sobornen con cargos, subvenciones y otras regalías al mayor número posible de gente, para garantizarse sus fidelidades.
Y a esas cosas abstractas como pais, patria, pueblo y otras zarandajas jubílenlas de su vocabulario.