martes, 27 de abril de 2010

MUCHO PARO PARA ZAPATERO

Para conocer el pensamiento de José Luis Rodríguez Zapatero no basta analizar su comportamiento político.
Sin el conocimiento de los mitos que inspiraron al hombre desde que aprendió a mentir para disfrazar sus intenciones, es imposible comprender al hombre cuya confluencia astral con Barack Obama, alteró el rutinario mecanismo del Universo.
Reflejar en los mitos más esotéricos la personalidad de Zapatero no basta para comprenderlo porque, ¿es el presidente del gobierno español una reencarnación de la Esfinge de Tebas o de la Sibila de Cumas?
En el pétreo mutismo de su sabiduría ha dejado que todos los mortales, nacionales o extranjeros, pleiteen desde hace dos años sobre qué porcentaje de paro consideraría excesivo en España y ameritaría que hiciera algo para frenarlo.
No devoraba, como la Esfinge, al que creyera que se equivocaba, pero tampoco revelaba qué paro le parecía aceptable.
Como la Sibila de Cumas, Zapatero hacía sus predicciones sobre el paro en términos tan esotéricos que parecía formularlos en verso y, aunque pidió y obtuvo de Apolo-elector la reelección perpetua, se le olvidó demandarle el favor eterno de las encuestas.
No sabrá nadie si porque el astro zapatérico se inclina irremediablemente al ocaso o por argucia calculada, el presidente del gobierno español habló por fin el martes en el Senado.
Los sabios y los dioses—en ambos gremios es Zapatero mandilón egregio—hablan a los mortales recurriendo a la elipsis, para que se den cuenta de que, Bibianas Aido aparte, no todos somos iguales.
En el Senado habló Zapatero del paro el martes y, por fortuna, ya sabemos que hasta aquí hemos llegado y que, a partir de ahora, ni un parado más:
Dijo el Presidente del Gobierno, aludiendo a que el número de desempleados en España ha rebasado el 20 por ciento de la fuerza laboral, que el porcentaje “es excesivamente alto”.
Su afirmación suscita una doble interpretación: que hasta el 20 por ciento era aceptable y que, a partir de ahora, adoptará medidas para reducir la tasa.
No dijo, y era demasiado esperar que lo dijera, si se propone fomentar la creación de empleo o modificar el sistema de cómputo de desempleados para aligerarlo.