jueves, 12 de febrero de 2015

ABAJO GOMEZ. VIVA GABILONDO



A esta juerga de mortorio que es España desde que a algún listo se le ocurrió llamar democracia a lo que sucedió a la dictadura le pasa lo mismo que al que vive donde no deja de llover: cree que mojarse es lo natural y que salga el sol una anomalía.
Por eso, que el que más manda quite y ponga al que manda menos, en lugar de que sea el que menos mande el que ponga al que mande más, es lo habitual en ésta democracia a la española que, de hecho, es una democracia al revés.
Lo del encargado del partido socialista obrero español en Madrid ha sido, como diría un redicho para expresar que sirve de ejemplo, paradigmático.
Se supone que al ciudadano Tomás Gómez lo había elevado a la dignidad de secretario general del partido socialista obrero español en Madrid el apoyo expreso de los militantes del partido, que delegaron en su persona la facultad de representarlo y que solo podía ser privado del cargo por los mismos que se lo encomendaron y mediante un procedimiento igual, pero inverso.
Demasiado embrollo para lo que puede hacerse de un plumazo: el que el jefe de Tomás Gómez, secretario general de todos los socialistas españoles (y por lo tanto, también de Madrid), Pedro Sánchez, estampó con la rúbrica simbólica de su anuncio: Tomás Gómez deja de ser lo que era y pasa a ser lo que era antes de ser lo que hasta hoy ha sido.
--No me lo puedo creer. ¿Que lo echó? ¿Sin más? ¿Sin consultar siquiera a los que lo habían nombrado?
--Así es, porque así ha sido.
--Pero qué barbaridad. Eso es volver a los tiempos pasados, llamados también pretéritos o tiempos terremotos, en los que un tío, solo por haber ganado una guerra, nombraba y quitaba gobernadores civiles.
--Pues sí, como cuando el Emperador de Roma nombraba procónsul de las Galias a alguien que le caía bien o tetrarca de Perea y Galilea a Herodes Antipas.
--Pero Gabilondo, al que Pedro Sanchez ha nombrado para el puesto que tenía Tomás Gómez no es Herodes Antipas.
--Tiempo al tiempo.  Si lo dejan, lo será.