martes, 22 de octubre de 2013

LA SENTENCIA



·                              La sentencia del Tribunal de Estrasburgo favorable a la etarra Ines del Rio ha sido acogida con desagrado, por lo que parece, por la mayoría de los españoles. Pero hasta lo peor tiene algo bueno.
Esa sentencia ha servido para que los españoles dejen de engañarse y sean conscientes de que siempre ha sido letra muerta el documento del que emanan nuestras leyes.
Para dejar de engañarnos y empezar con buen pié la situación real de la que partimos, deberíamos anular la ficción de la actual Constitución y sustituirla por esta:
Artículo 1.-España es un protectorado de la Unión Europea que, hasta que las autoridades comunitarias decidan cuál será su régimen definitivo, se estructura como monarquía decorativa.
Artículo 2.- Una dictadura alternante, elegida de manera democrática formal, se encargará de la administración de los servicios públicos.
Artículo 3.-Encabezara la dictadura el secretario general del partido que haya ganado las elecciones parlamentarias cuatrianuales, que previamente habrá confeccionado la relación de candidatos y su orden de colocación en la lista electoral ganadora.
2.- El proclamado presidente del gobierno, en su calidad de secretario general de su partido, ordenará a los ya diputados de su grupo cómo deben votar, sobre todo para la elección de miembros de los organismos reguladores del poder judicial. 
3,- Lograda así la necesaria concentración de poderes en una persona, por métodos escrupulosamente democráticos, la primera declaración oficial de cada presidente será:
“Prometo esforzarme sin descanso en el reemplazo de las tradiciones, costumbres, usos, fiestas, legislación y carácter de los españoles para asimilarlos al carácter, tradiciones, costumbres, usos, fiestas y legislación europeos".
4.-El gobierno de España conservará su derecho innegociable a la independencia de su gobierno dictatorial democrático para repartir subvenciones y favores a todos sus adictos, en proporción directa al apoyo que de ellos reciba.