miércoles, 24 de mayo de 2017

MATAR Y DELARSE MATARmataer



Nos enseña el cine que, cuando el inspector protagonista de la película tiene que encontrar al o a los culpables de una serie de crímenes busca, ante todo, si hay alguna circunstancias en esos delitos  que los relacione.
En el caso de los atentados cometidos por terroristas musulmanes, su religión es el nexo que los une.
Eso no implica que todos los musulmanes sean terroristas.
Solo aquellos que, obedeciendo a los estímulos propios de momentos de exaltación mística, se sientan impelidos a llevar literalmente y al pie de la letra los preceptos de su religión.
Corán 9:5: “Cuando hayan transcurrido los meses sagrados, matad a los asociadores (los cristianos por asociar a Jesús con la divinidad] dondequiera que los encontréis. Capturadlos! Sitiadlos! Tendedles emboscadas por todas partes! Pero si se arrepienten, hacen la azalá y dan el azaque, entonces dejadles en paz! Alá es indulgente, misericordioso”.
La azalá es el conjunto de oraciones y ceremonias rituales obligatorias en el Islam y el azaque es la donación para el culto y los pobres, proporcional a la riqueza del donante, con la que el creyente tiene que contribuir al mantenimiento de la fé.
Por mucho que algunos a los que su ambiciosa ignorancia los impulsara a promover con dinero que no era suyo una “Alianza de Civilizaciones” el fracaso estaba garantizado.
La civilización es la plasmación práctica de los preceptos religiosos aplicados a las costumbres de una sociedad.
La sociedad musulmana lo es porque aplica rigurosamente los principios del Islam y como el Islam sostienen que todo recién nacido en cualquier lugar del mundo nace musulmán, todo el que no siga posteriormente sus normas es un renegado que merece castigo.
(El cristianismo acepta tácitamente esa creencia porque solo considera cristiano al que recibe las aguas del bautismo).
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“Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen” (Mateo,6-44).
Cristiano es pues, y según el evangelista, el que por exigencia de su fé debe hacer y desear lo mejor para los que lo maltraten por causa de su religión.
El desenlace de este desencuentro de religiones y civilizaciones no ofrece duda: si cristianos y musulmanes cumplen fielmente lo que sus creencias les dictan, los musulmanes matarán fervorosamente a los cristianos, conminados a aceptar su muerte con el mismo fervor.