sábado, 13 de enero de 2018

IDEOLOGIA Y PODER

Leyendo titulares de periódicos y viendo-oyendo resúmenes de la TV, se deduce claramente que el resultado de las elecciones catalanas ha puesto patas arriba el negocio de la política española.
Las victimas propiciatorias de la maldad intrínseca que los partidos políticos son para España son o somos los españoles ya que, mientras a más electores convenzan para que les confíen su voto, más poder acumulan los partidos.
En esa convencional división entre derechas o izquierdas, se supone que los distintos partidos derechistas juntarían sus ganancias electorales para sobreponerse a los  izquierdistas, o los de izquierdas para imponerse a los de derechas.
Graso y craso error.
Y es que el objetivo determinante de la acción política de los partidos es mandar para disfrutar en exclusiva del ordeño de las ubres del Estado.
Ahí tienen al Partido Popular al que, si la ideología fuera determinante de su lucha política, procuraría entenderse con sus correligionarios  de Ciudadanos para que de ese esfuerzo unido pudiera imponerse al Estado la orientación ideológica en la que coinciden.
Y, entonces, ¿por qué los del Partido Popular y los de Ciudadanos están cada vez más separados, desde que los segundos ningunearon a los primeros en las elecciones catalanas?

Porque lo que realmente quieren es mandar, que significa acceder a las ubres del estado para ordeñarlo y disponer así de la sustancia nutricia que es el Poder.