miércoles, 26 de julio de 2017

SORPRESA:SANCHEZ PIDE QUE DIMITA RAJOY



Ese sinsorgo de Pedro Sánchez, del que los socialistas no se libran ni con fumigación aérea, ha vuelto al trigo, como la burra.
El trigo de la burra que es Pedro Sanchez es pedir a Mariano Rajoy que dimita.
Hasta en sueños debe hacerlo porque es su obsesión monomaníaca.
Si sigue sin caer una gota de agua en éste secarral que es España, no habría que bombardear con yoduro de plata cualquier nube que aparezca en el cielo, sino que dimita Mariano Rajoy.
Se había empecinado en que el presidente del actual gobierno, al que quiere suceder, declarara en los tribunales para que confesara que el Partido Popular se financia con dinero robado y, como no ha declarado lo que Sánchez quería, ha vuelto a su crónica exigencia: que dimita Rajoy.
Uno, en su ignorancia, duda en la conveniencia para Sanchez de su monomanía.
Si echamos volar la imaginación hasta las alturas siderales de éste tórrido verano, puede que el mal de las alturas enajene la mente y creamos que Rajoy ha dimitido como Sánchez le exige.
Y que, como de esa dimisión espera, las mentes alucinadas de los españoles lo hicieran presidente del Gobierno.
Puede que a destiempo se percataran de que Guatemala es más soportable que Guatepeor.

EL AMOR A LA PATRIA




¿Cuántos de los que se ufanan de su amor a España han tenido la posibilidad técnica y legal  de cambiar su pasaporte español por el de otro pais?
Si no han podido optar no pudieron decidir,  por lo que ese amor a su Patria no pasa, chispa más o menos, de la preferencia por las papas fritas del que únicamente papas fritas ha comido.
Así que el patriotismo es un sentimiento inducido en el supuesto patriota para poder manipularlo más cómodamente en momentos de enajenación patriótica.
Hay exaltados que hasta se proclaman dispuestos a morir por su Patria.
¿Qué le aprovecha a la Patria que muera por ella?
¿No le sería de más provecho a la Patria por la que se dice dispuesto a morir que mate al enemigo declarado de su Patria?
Da la impresión de que eso de la Patria es como el perejil que enriquece todas las salsas, o como la llave inglesa, que aprieta o afloja cualquier tornillo.
La conclusión de todo eso no puede ser otra de que la palabra “patria” es como la palabra “cosa”, la más utilizada en las conversaciones en las que se hable de todo para no decir nada.