Lo mas sorprendente de las primarias del
partido socialistas para suceder a Griñán en Andalucía es que se extrañen los
aspirantes “no oficiales” del trato de favor del partido a su candadata
oficial, la aparatchik Susana Diaz.
Que nadie crea que uso el término que
designaba a los dirigentes del aparato burocrático soviético como repulsa a ese
sistema. De hecho, es admirable que consiguiera el eterno sueño del
paneslavismo ruso, extendiera su dominio desde el corazón de Europa hasta el
Pacífico y estuviera a punto de lograr una salida al Indico.
La torpe intromisión de los Estados Unidos
impidió la ocupación soviética de Afganistán y la implantación del comunismo en
la fanática sociedad teocrática afgana.
Los norteamericanos habrán aprendido que es
más fácil librarse del comunismo que del fanatismo islamista.
¿Qué tienen que ver las primarias del
partido socialista andaluz con la nomenklatura, los aparatchiks y Afganistan?
Comunismo y socialismo proponen el control
organizado de la sociedad, de los medios de producción y de todo lo que
intervenga en el proceso. El partido socialista deja al individuo su decisión
sobre el consumo.
Tanto comunistas como socialistas reservan a
sus partidos la responsabilidad de organizar a la sociedad según los moldees
del partido.
La nomenclatura (lista de nombres) era como
se conocía a los dirigentes soviéticos del partido comunista, de donde la dirección centralizada en el
secretario general seleccionaba a los dirigentes políticos y administrativos
del Estado.
Todos ellos, y solo ellos, podían aspirar a
formar parte de la clase dirigente del Partido y del Estado.
Los aspirantes a candidatos José Antonio
Rodríguez y, sobre todo, el leído y viajado consejero de agricultura Luis
Planas, deberían haber sabido que quien
toma una decisión al margen de la nomenklatura partidaria se convierte en
disidente.
Para socialistas y comunistas, fuera del
partido no es posible nada y el partido sabe que siempre le será más fiel quien
durante toda su trayectoria haya vivido del Partido.
La obediencia de quien pueda vivir sin que
el partido le pague es un riesgo para la organización, y no se toleran
decisiones independientes individuales ajenas a las que el aparato y sus aparatchiks
adopten.