En los tiempos
antiguos en los que la televisión todavía era una novedosa rareza, abundaban
los telemaratones.
Consistian en
que la emisora emitía durante horas y hasta días su programación, enfocada
siempre a inducir a que los televidentes soltaran dinero para financiar un fin,
generalmente benéfico.
Pues la sexta
cadena española de televisión lleva ya una eternidad enfrascada en un
telemaratón tan repetitivo que puede morir de éxito.
La emisora ha
conseguido ya transmutar en obsesión lo que antes era solo una preocupación: el
referendum independentista de Cataluña.
Los
partidarios de que Cataluña se independice de España deben estar agradecidos
con el telemaratón de la Sexta, y
seguirán viéndola cuando el conflicto acabe, si es que algún dia acaba.
Y hasta otras
regiones españolas que quieran dejar de serlo para evolucionar a naciones
independientes podrían contratarla para que les haga el servicio que le está
haciendo a Cataluña.
Pero, ¿y a las
personas sensatas que entendemos la televisión como un medio para .ver
películas bélicas y partidos de fútbol?
Tendremos que
prescindir de conectar con esa cadena, que ni nos interesa ni le interesamos.