sábado, 1 de febrero de 2020

DROGA Y CINE


    Lorca no podía ver la sangre de Ignacio sobre la arena, y lo mismo me pasa a mí con las películas de Almodóvar.
   No puedo verlas y todavía menos “Dolor y Gloria”, que ahora están promocionando.
   ¿Que por qué?
   Porque  el mundo que Almodóvar propone como normal no me interesa  porque, afortunadamente, no existe ni existirá por mucho que el manchego lo promocione con mi dinero, que el gobierno me quita  para regalárselo.
   ¿El mundo por el que llevo moviéndome 77 años es el mundo que retrata y propone Almodóvar?
   ¿Nadie trabaja de carpintero, albañil o talabartero en sus películas?
   ¿Solamente los personajes secundarios no fuman droga ni se inyectan estupefacientes?
   ¿Son secundarios esos personajes porque no se drogan y los protagonistas lo son gracias a que se drogan?
   Parece, y casi estoy seguro de que no es casual, que los dineros públicos que los gobiernos españoles les dan a Almodóvar están bien empleados.
   Es mucho más fácil y cómodo manejar al obnubilado que al lúcido.

EL ESTILITA FELIZ


Una nación es un estado de cosas diferente del estado de cosas que es otra nación.
   Entonces, ¿la condición de la gente que vive en una nación no cambia?
   --Imperceptiblemente, que quiere decir casi  nada.
   Hay quien difiere y sostiene que, mismamente en España, el cambio que ha supuesto obedecer a la dictadura o a un gobierno electo es, más que notorio, notable.
   --Para el que tiene que hacer lo que no le apetece, no le gusta ni le conviene, la misma joda es que mande un dictador que un demócrata.
   --Y, entonces, ¿qué?
   --Entonces, una de dos:
--O te lias a guantazos contra todo el que te desobedezca y hasta que pase por el aro y haga lo que le mandes, o te vas al desierto de Gobi, te subes a un cerro desde el que domines de paisaje y esperas cuarenta años hasta que llueva.
 --  ¿Y para qué?
--Para maldecirte a tí mismo por no haberte llevado un paraguas.