jueves, 11 de diciembre de 2014

REGENERANDO ESPAÑA





El furor regeneracionista que sacude a la sociedad puede cambiar los usos y costumbres que han hecho la convivencia en España incómoda, aunque tolerable.
Pero, ¿cómo será la vida en que amenaza degenerar la que ahora disfrutamos si el marido un puede pegar a su mujer, los políticos dejan de robar al Estado y los hinchas de fútbol pasan de belicosos fanáticos a pasivos espectadores?
Deberían estudiarse experiencias extranjeras similares:
Todavía quedan algunos lisboetas que añoran los tiempos heroicos del Benfica, cuando sus hinchas daban rituales palizas a sus mujeres si su equipo perdía el partido.
--“Ainda mais”,--me contaban los que me enseñaron a conocer Portugal y a los portugueses—“si el Benfica perdía un partido y el marido no le pegaba, la mujer sospechaba que la engañaba con otra”.
Cuando la cruzada contra palabrotas, insultos y agresiones en los campos de fútbol haya dado los resultados que persigue, los aficionados acudirán a los campos no a dar suelta a la tensión acumulada sino a disfrutar de una siesta reparadora tras un almuerzo suculento.
Como la campaña de amansamiento de los hinchas no ha hecho más que comenzar, dentro de no mucho tiempo se habrá establecido si expresiones como “mecachis”, “córcholis” o “vaya por Dios” serán o no merecedoras de castigo.
Para entonces, la cruzada contra la asentada costumbre de los políticos de aprovechar el poder de sus cargos para salir de pobres ya habrá conseguido lo que ahora parece imposible: que se conformen con ganar solamente lo que establezca el salario fijado para su cargo.
Los sociólogos de guardia, que ya hacen encuestas a destajo, atisban cómo será la sociedad española tras esas campañas regeneracionistas:
1.- La mitad de la población emigrará a países que sigan siendo como España es ahora.
2.-La mitad que soporte la nueva España y siga viviendo en ella, dedicará 16 de las 24 horas del día a mandar tuiters, faisbus y cartas al director para que vuelvan las costumbres anteriores a las campañas regeneracionistas.