miércoles, 15 de enero de 2020

POLITICOSD::A MEXICO PARA QUE APRENDAN


   Los afortunados que gustosamente nos contagiamos de México tenemos una ventaja decisiva sobre los que no pudieron, no supieron o no quisieron inocularse su sabiduría.
   Un suponer: los que en ésta España se escandalizan de que los servidores públicos roben, cambiarían de opinión si ascendieran a la categoría de servidor público.
   Sentirían la angustia interior del que se resiste a caer en la tentación de hacer suyo lo que todavía no lo es.
   Alvaro “El Manco” Obregón, revolucionario por convicción y después de profesión, que cuando no fue presidente lucho por serlo o por volverlo a ser, alertó sobre el tenue hilo del que pende la inocencia: --“No hay quien resista un cañonazo de 50.000 pesos”, admitió.
   Y es que, aunque parezca increible, un llamado servidor público da preferencia a sus propias necesidades y caprichos sobre las de los demás,  porque sus necesidades y caprichos son las que mejor conoce.
    Todo este introito no es más que un pretexto para hablar sobre la manía de que un político español debe ser honrado y no aprovecharse  para meter en su corral las cabras que se encuentre sin dueño (o que el dueño esté distraído y no vigile).
   Es para que aprendan lo que todavía no saben sobre los métodos de expropiación conocidos por robo, por lo que se recomienda a todos los políticos españoles que emigren a México.
   Allí, mientras pierden un brazo de un cañonazo y se proclamen presidentes, pueden poner una abarrotería, un hotel de paso o una tienda de muebles.