martes, 9 de enero de 2018

LO DE LA MINDFULNESS

 Lo que faltaba para el duro es que sea verdad lo que he leído que dijo Juan Carlos Blanco, portavoz de la Junta de Andalucía: que las técnicas de relajación y concentración mental individuales influyen favorablemente en el rendimiento de los trabajadores.
La prueba de que debe ser cierto es que a eso se le llama mindfulness, una palabra de resonancias norteamericanas que quiere decir tener la mente tan abierta como un cortijo sin alambradas.
¿Y en eso pierde el tiempo la Junta de Andalucía? ¿Es que ya no tienen eres, mercasevillas y otros enjuagues?
Es que la Junta, que se preocupa del bienestar de su legión de empleados para que siga siendo su principal almáciga de votantes, se ha compadecido de que trabajaban demasiado y les ha quitado un par de horas semanales.
Como el tribunal supremo les dijo que a pesar de que la superioridad mental de los andaluces sobre el resto de los españoles es indiscutible, no lo es que trabajen menos horas que los demás, tienen que echar las mismas horas que todos.
Ahora bien, como mi Susana Diaz es la más lista de los andaluces, que por algo es la presidenta, le da vuelta y media a los demás españoles y hasta al mismo Tribunal Supremo.
Ha decidido, y punto en boca, que eso de la mindfulness es la repera y que los trabajadores de la junta se concentren en el recato de sus hogares o en la convivencia social de las tabernas dos horas de los cinco días laborables, que les serán abonados como si no se hubieran retirado de la fragua.

¿Entienden por qué los socialistas mandan en Andalucía desde que Franco dejó de mandar y por qué mi Susana, que es la más lista de todos nosotros, manda en los andaluces, seamos del partido que seamos?

CATALUÑA Y LOS DIEZ MANDAMIENTOS

En aquellos tiempos tan remotos que solo sabemos de ellos por lo que sale en las películas, a unos inmigrantes forzosos en Egipto llamados judíos que lo estaban pasando muy malamente, un principal de sus amos los convenció de que era de los suyos y los arrastró al desierto.
Como al desierto lo llamaban así porque no había nada ni nadie, los judíos se quejaban de que habían salido de Guatemala para entrar en Guatepeor y por poco no descalabran al que los había arrastrado, un tal Moisés que se parecía mucho a Charlton Heston, un actor de cine de siglos después.
Después de 40 años y superando infinidad de peripecias, los fugitivos llegaron a Israel y, desde entonces a la actualidad siguen sin haber vivido en paz y concordia con sus vecinos ni un cuarto de hora, por lo que los observadores se preguntan si los judíos serán unos esaboríos o los malanges serán sus vecinos.
Pues chispa más o menos pasa en España lo mismo con los catalanes: son los que viven mejor del país del que forman parte y siempre se están quejando de que, si los dejaran irse como dejaron irse de Egipto a los judíos, vivirían todavía mejor.
¿Qué se puede hacer con los catalanes?
Puede que, como los judíos de Los Diez Mandamientos, los catalanes tuvieran que enfrentarse fuera de España a penurias más miserables que las del pan tierno y la cerveza amarga a la que los castiga su actual exilio interior.
Y a los españoles libres de los catalanes,¿ qué les ocurrirá?

Pues lo que les pasó a los egipcios en cuanto los judios se fueron. Mejoraron tanto que hasta llegaron a tener una emperatriz Cleopatra tan bella, excitante y maciza que se parecía a Elizabeth Taylor.