martes, 10 de noviembre de 2015

LA SUPERIODIDAD CATALANA DE ARTUR MAS



¿Será verdad que la cara es el espejo del alma?
Si lo fuera, la de Artur Mas mientras escuchaba a Inés Arrimadas en la sesion de investidura del parlamento catalán retrataba a un cínico que, desde su superioridad de jinete, menospreciaba al perro que le estaba ladrando.
¿Era la autosuficiencia  del sabio que pierde el tiempo oyendo a un bobo?
Parecía más la de un ser superior que tolera las impertinencias de un espécimen manifiestamente inferior.
La de Artur Mas era la actitud de un racista doble: por catalán y por mandamás de Convergencia,  el partido que por encarnar a Cataluña, es más que los partidos catalanes y, por supuesto, que el de los los ruines subhumanos que no hubieran nacido en Cataluña.
Parece que esa conciencia de superioridad no es exclusiva del líder Más.
Uno,que se junta cara a cara  más bien poco con sus conciudadanos, juzga lo que son por lo que les oye y les ve, cuando nos perdonan la vida en televisión a los que tenemos la desgracia de no ser catalanes.
La tolerante sonrisa y la condescendiente benevolencia de esos políticos catalanes que nos explican que dos y dos son cinco, y no cuatro como creemos los no catalanes, son Arturos Mas salidos de la misma cinta de montaje  de la que salió su líder.
Así que a los infelices que tenemos la desgracia de no haber nacido en Cataluña no nos queda otra que resignarnos y agradecer a Artur Mas  y sus nacional catalanistas que regulen bien la temperatura de los hornos a los que,por no haber nacido catalanes,estamos predestinados.