Si uno dijera
que se escandaliza exageraría.
Si dijera que no se lo cree mentiría porque es
testigo contumaz de tales desatinos, y se ha acostumbrado a agachar la
cabecita y decir que lo blanco es negro.
¿Qué pasa? ¿qué
imposibilidad hasta ahora es desde ahora posible?
Pues lo del
valor del dinero que. aunque lo fije el precio de lo que se consiga a cambio de
la cantidad que se pague, o la mercancía a la venta se ha encarecido
escandalosamente o el escándalo es la pretensión que el que vende exige al que
pretenda comprar.
No debería ser
así en una sociedad de libre mercado, en la que el precio justo es el que
acepta el vendedor del que le ofrezca el que pretende comprar.
Así, a mayor
oferta y menor demanda, los precios bajan y, mientras mayor sea la demanda en
relación a la oferta, los precios subirán.
¿Y a qué caso
concreto se refieren tantas generalidades?
Naturalmente
al fútbol, esa obsesión que libera a la gente de trivialidades tan
intrascendentes como el dinero, el trabajo, la familia, la Patria, el municipio
y los sindicatos.
Y es que
parece que el Real Madrid, cuyos dirigentes y aficionados no acaban de estar
satisfechos de cómo le va el campeonato de liga este año, quieren poner pié en
pared y están decididos a comprar lo que haya que comprar para que el equipo
vuelva a la senda triunfal por la que anteriormente había transitado.
Dicen que
cediendo al Paris Saint Germain a Cristiano Ronaldo y poniendo además los millones que hagan falta,
quieren traerse al Bernabeu a Neymar, por el que su actual propietario había
pagado 222 millones al Barcelona.
Ya puestos a
comprar, dicen que el Real Madrid quiere también a Eden Hazard ( Chelsea, 135
millones) y Mauro Icardi ( Inter de Milan, 110 millones).
Así anda el
deporte, esa actividad lúdica que los médicos recomiendan practicar para que
los gordos tripudos nos hagamos esbeltos y elegantes.
Y,
eventualmente, ricos.