Es bien sabido
que manda el que tenga la sartén por el mango y , en ésta España, Pedro Sanchez
no solo tiene la sarten sino, además, la paleta para echarle arroz al plato que
quiera.
Entonces, ¿conviene
reírle las gracias al señor Sanchez?
Convendría aunque hay
un método más sofisticado y aparentemente contradictorio, que persigue el mismo
fin y consigue idénticos resultados.
¿Me podría poner un
suponer para hacerme idea de tan sutil estratagema?
--Marchando: como es
natural, solo a una mujer trapacera y engañosa como la copla la canta, se le
podría ocurrir la argucia.
--Siga, siga, que
me voy a pedir otra ración de uñas…¿Podría poner un suponer para que lo
entienda su humilde servidor, que es más bien gaznápiro?
--Pues mire usted,
ahí está lo de Ciudadanos. De pronto, y en cuanto el partido pasó de las callosas
manos de un hombre a las manicuradas de una mujer, se dijeron: “tate”.
--“¿Y qué?”
--“Pues que el
partido que manda y que dirige ese señor con pintas de encargado del
departamento de señoras de El Corte Inglés se percató inmediatamente (me dio un
salto el corazón, confesó su vademecum) de que los antiguos vientos huracanados
eran ahora acariciante céfiro.
-- ¿Y qué?
--Pues que como en
todos esos lios en los que se enzarzan hombre y mujer después de una aparente
mirada casual (¿por qué no dice usted de soslayo, que es más romantico?) andan
en ese tira y afloja que puede desembocar en la conjunción.
-- ¿Y si no?
--Pues cada uno por
su lado, a buscar otro primo al que venderle la burra coja.