miércoles, 18 de julio de 2018

ARREGOSTADOS A OBEDECER


Me contaba un viajo amigo, hijo de la suegra del irrepetible Mingote, que su madre solía sentenciar: “siempre vive de ilusiones el tonto de los cojones”.
Y en esas andamos ahora, tal como venimos andando desde aquella aciaga madrugada otoñal en la que hubo que pensar en buscarle sucesor al que durante tantos años se había sucedido a sí mismo.
Es ésta que llevamos luchando una lucha periódicamente repetida desde que se fue el que siempre estaba, el que se sucedía a sí mismo y cuya sucesión por otro no se planteó hasta que llevaba mandando un cuarto de siglo.
Va ya para 50 años  de su muerte en los que los españoles gastan la mitad de sus vidas quejándose del que manda y la otra mitad anhelando que lo suceda otro, que después descubrirán que es peor que el anterior.
Inútil ejercicio para un pueblo que, como el español, ha sido sistemáticamente entrenado  para confiar a otros tanto la salvación de sus almas como la alimentación de sus cuerpos desde el primer aliento hasta el último suspiro.
A un pueblo así, acostumbrado a obedecer al que los mande desde que fue considerado  pueblo distinto, pretenden que se autogobierne.
“… siempre vive de ilusiones…. “