Sobre qué es
España, la constitución vigente dice: “España se constituye en un Estado
Social y Democrático de Derecho”
¿Y qué quieren
los independentistas catalanes que España sea, y parece que a Pedro Sánchez no
le importaría asumir, con tal de seguir mandando?
Pues, ni más
ni menos que España es “una nación de naciones” y que una de esas naciones, naturalmente, es
la Cataluña reducida hasta ahora a Comunidad Autónoma.
A un viejo pendejo
como servidor, lo mismo le da que España sea “una comunidad de destino en lo
universal”, una “nación de naciones” o una “agrupación de tribus”.
Como bajo
cualquiera de las caprichosas maneras en que se agrupen viven personas diferentes
unas de las otras y que piensan, comen, defecan, se reproducen y mueren de
forma distinta, lo imprescindible es que no se lleven mal los unos con los
otros o, por lo menos, que no se peleen.
¿Y cómo se
evita que se peleen? Impedirlo es imposible pero se puede intentar que se
peleen lo menos cuanto menos mejor y con las menos malas consecuencias resultantes.
Los viejos,
que también se peleaban entre ellos, recomendaban que se quedara “cada uno en
su casa, y Dios en la de todos”, lo que equivalía a aconsejar que nadie se meta
en líos que ni le van ni les vienen.
Hay quien
puede pensar, y con toda la razón del mundo, que lo antedicho está muy bien
pero que la historia acredita que el hombre es el mayor enemigo del hombre, y
la mujer de la mujer, naturalmente.
Entonces, ¿qué
pasa si Sanchez se achanta y dice que Cataluña es una nación?
Pues como si
dijera que “una tarde fresquita de mayo sacó su caballo y salió a pasear”.