sábado, 8 de diciembre de 2018

UNA TARDE FRESQUITA DE MAYO


Sobre qué es España, la constitución vigente dice: “España se constituye en un Estado Social y Democrático de Derecho”
¿Y qué quieren los independentistas catalanes que España sea, y parece que a Pedro Sánchez no le importaría asumir, con tal de seguir mandando?
Pues, ni más ni menos que España es “una nación de naciones”  y que una de esas naciones, naturalmente, es la Cataluña reducida hasta ahora  a Comunidad Autónoma.
A un viejo pendejo como servidor, lo mismo le da que España sea “una comunidad de destino en lo universal”, una “nación de naciones” o una “agrupación de tribus”.
Como bajo cualquiera de las caprichosas maneras en que se agrupen viven personas diferentes unas de las otras y que piensan, comen, defecan, se reproducen y mueren de forma distinta, lo imprescindible es que no se lleven mal los unos con los otros o, por lo menos, que no se peleen.
¿Y cómo se evita que se peleen? Impedirlo es imposible pero se puede intentar que se peleen lo menos cuanto menos mejor y con las menos malas consecuencias  resultantes.
Los viejos, que también se peleaban entre ellos, recomendaban que se quedara “cada uno en su casa, y Dios en la de todos”, lo que equivalía a aconsejar que nadie se meta en líos que ni le van ni les vienen.
Hay quien puede pensar, y con toda la razón del mundo, que lo antedicho está muy bien pero que la historia acredita que el hombre es el mayor enemigo del hombre, y la mujer de la mujer, naturalmente.
Entonces, ¿qué pasa si Sanchez se achanta y dice que Cataluña es una nación?
Pues como si dijera que “una tarde fresquita de mayo sacó su caballo y salió a pasear”.