lunes, 9 de febrero de 2009

INVITADOS DE HONOR

Entre Andorra y Gibraltar se viste hoy de tiros largos por un invitado de honor: mi maestro Don Antonio García Chaves. Ayer recibí un correo electrónico suyo que, sin su autorización, transcribo.Si por esa licencia se cabrea, una vez más le tocará perdonarme a su probada generosidad.


LAS VERDADES DEL BARQUERO


Siempre ha existido una ancestral curiosidad por conocer cuales son las tan cacareadas verdades del barquero. Los estudiosos analistas del tema, después de ímprobos esfuerzos han llegado a descubrir solamente el número de las mismas: concretamente tres y a veces este número de verdades lo esgrimen como sentencia matizada de amenaza.(Recreate en el juego fonético de las zetas).
Pero el contenido de las mismas ha permanecido oculto desde los orígenes del mundo. Me atrevería a precisar que desde la aparición del primer río sobre nuestro planeta.
Mi proverbial constancia en el campo filosófico, mi acrisolada tenacidad, una insaciable curiosidad por lo esotérico y ... por que no confesarlo una personalísima y descarada intuición que me adorna sin haber realizado ningún esfuerzo para merecerla han conseguido descifrar el misterio. Todo ello unido a mi probada modesta singularidad. De este hallazgo histórico-cultural te hago partícipe.
Considero gratificante y aleccionador que aún existan en este egoista mundo personas que desinteresadamente nos preocupamos por ofrecer manjares de cultura aderezados con nuestro profundo estudio para que nuestros semejantes unas veces los degusten y saboreen y otras, las más, los devoren con brusca y grosera voracidad. No te incluyas en la nómina de estos últimos y paladea lo que te envío:


Mecida entre los juncos de la orilla
oculta por las ramas de tarajes
añorando utópicos viajes
tranquila reposaba una barquilla.
Tan solo a unos pasos el barquero
-soñó con ser de mar- lobo de río
filósofo de adelfas y baldios;
de su humor y saber contaros quiero.

En una noche clara y luna llena
lo quise someter a dura prueba:
me contestó que "EL RÍO AGUA LLEVA
CUANDO en su gris silencio SUENA Y SUENA".

Una tarde de siesta, era verano,
tostado por el sol y por la sed
tomé la decisión de no beber
pues el caudal del río no era sano.
Me respondió solemne aquel barquero:
"NUNCA DIGAS DE AQUÍ NO BEBERÉ
QUE EN EL CAMINO PUEDE APRETAR LA SED
Y MÁS AÚN SI LARGO ES EL SENDERO".
"Si eres contumaz y tú no bebes
y te empeñas cerril en no beber
aprende bien lo que tienes que hacer
siguiendo mis consejos como debes:"
"QUE EL AGUA QUE TU NO HAS DE BEBER
para que otro en tu lugar la pruebe
DÉJALA QUE CORRA, DÉJALA CORRER".

Y firmo estos consejos tan certeros
que ante vosotros acabo de exponer;
podeis contarlos pues son tan solo tres
y éstas son las verdades del barquero.

Antonio García Chaves /febrero 2.009