domingo, 20 de agosto de 2017

MUSULMANES POBRES CONTRA CRISTIANOS RICOS



La policía busca a Abdelwaki es Satty como sospechoso de haber instigado e inspirado a los terroristas de Las Ramblas de Barcelona.
Era el imán, el guía religioso, de los terroristas.
Puede que muriera en la explosión del chalé de Alcanar en el que se encontraron alrededor de cien bombonas de butano que los terroristas planeaban utilizar en un gigantesco atentado.
Pero no se descarta que, tras participar en el atentado de Las Ramblas, Abdelwaki escapara.
Como imán de los terroristas abatidos en, y tras el atentado, su implicación directa o indirecta es, más que posible, probable.
El imán desempeña las funciones que en el catolicismo ejercen los sacerdotes: explicar lo que significan los textos del Corán, que equivale a lo que los textos sagrados y los evangelios significan para los cristianos.
Pero en el Islam, para ejercer la labor de imán, no se requiere que previamente haya sido preparado para poder desempeñar sus funciones de guía y consejero en seminarios o escuelas evangélicas.
Es Imán el creyente musulmán al que sus feligreses elijan como guía.
Le basta saber leer y que su interpretación del Corán se adecue a la que a sus feligreses les gustaría oír,
El imán dirige a sus seguidores gracias a que adivina y hace suyo el deseo de la mayoría de los que lo elevaron al imanato.
¿Qué versión del Corán se adecua a la de los creyentes españoles, precariamente instalados en viviendas inhóspitas de barrios deprimidos?
Para ellos, que contemplan la opulencia vecina desde su miseria, es una tentación irresistible relacionar su pobreza con la riqueza de los que, además de vecinos, son cristianos, a los que los educaron para tratarlos como a enemigos.
¿Qué los enseña su religión sobre el trato a los infieles cristianos?
¿A que los induce su instinto de pobres y musulmanes al contemplar la ofensiva riqueza de los cristianos y, por añadidura, ricos?
Como musulmanes, su religión los alienta a matar a los infieles que no lo son y, como pobres, las más radicales doctrinas sociales y políticas justifican y aconsejan que los que menos tengan son pobres porque los ricos les han lo que les corresponde.
La guerra de los creyentes musulmanes pobres contra los infieles cristianos ricos no es solo inevitable, sino obligatoria.