lunes, 24 de junio de 2019

QUE ENTRE ABOGADOS TE VEAS


Pretencioso es el que prende una orquídea en el ojal del smoking para que, al entrar en el rutilante salon, lo cieguen los flashes de las cámaras y lo ensordezcan los murmullos admirativos de la chusma.
Lo de la orquídea es una novedad, imposible antes de la revolucion que protagonizo Alberto de Sajonia al añadir el ojal para adornar con una flor la solapa de la chaqueta que lucio el dia de su boda.
Como el que aspira a cortar orejas y teme que le devuelvan el toro al corral debe sentirse en estas horas de incertidumbre el inefable Pablo Iglesias, el más rico de los pobres y el más pobre de los ricos.
Los legendarios mártires daban por buenas las dentelladas del león porque al abrirle las carnes le abrían también las puertas del cielo.
Iglesias es el mártir de ahora, de éstos tiempos aciagos en los que el que quiera mandar ya no tiene bastante con matar a sus adversarios, sino que tiene que engañarlos,  y ya se sabe que el que mienta la primera vez ya no puede parar de  mentir para proteger su primer embuste.
Ahora se chismorrea en los mentideros que, si no sienta su escuálido trasero en  el terso cuero del sillon del consejo de ministros , aspira a que lo haga un sucedáneo del suyo, el de madame Tarzan.
Nunca fuera sillón ministerial de posaderas tan bien posadas como lo serían las que modelaran la parte sobre la que recaería el peso de cuerpo de dama tan bien servida.
Hay sesudos analistas de la transformación de la sociedad por medio de la acción política que condicionan la bondad o vicio de los cambios sociales al camino seguido para lograrlos.
--Sería lícito fusilar al que haya robado una gallina si se respetaran escrupulosamente las normas y procedimientos democráticos que concluyan con si condena.
--¿Y si  a un venerable sacerdote que lee su breviario en la apacible sombra de un paseo público le llama la atención que un desgreñado estrangula a un niño inocente y al precipitarse en ayuda de la victima le pega una patada en los huevos al  atacante que lo incapacita para in aeternum?
--Pues la ha amolado. Hasta el siempre demasiado cercano fin de su vida se verça entre abogados.
--¿Aunque gane el caso?
--El que pleitea siempre pierde. Ya lo decía un viejo que además de sabio tenía mala leche: “que entre abogados te veas y ganes”.