martes, 12 de mayo de 2020

SER O PARECER


    Parecer no es ser, sino una falsificación malintencionada de lo que es.
Un ejemplo: la democracia española.
   Parece que lo es porque el gobierno es electo por una mayoría del censo, en condiciones de libre escogencia del aspirante al cargo.
   Pero, ¿todos los aspirantes al cargo disponen de los mismos medios para hacer llegar su propuesta a todos los electores?
   Y, lo que es fundamental: ¿tienen todos los electores la misma capacidad moral, independencia de criterio y serenidad de espíritu que no obnubile sus preferencias en el momento de votar?
   ¿Por qué, para remediar un error en la elección no se repiten las votaciones cada mes, semana, días y horas?
    Es evidente que el ser humano ve la vida de otro color antes que después de eso que todos sabemos.
   Pues una votación electoral se asemeja a esa sublime cochinada a la que aludia:
   --Si el electo al que votaste te nombra para un cargo de ringorrango, el nuevo Presidente del Gobierno es la Divina Garza.
   --Si te tapa la boca con una concejalía mal pagá (como la de la copla), es un desagradecido.
   --¿Y si no te da ni los buenos días?
   --Un sinvergüenza, un inútil, un tal por cual como todos los políticos, que en la próxima se va a enterar.