jueves, 4 de abril de 2013

GRIÑÁN EL ELÍPTICO



  El madrileño José Antonio Griñán López, licenciado en derecho, inspector técnico de trabajo y vástago de una ilustre familia de acendrada lealtad al viejo régimen es,además, presidente del gobierno socialcomunista de Andalucía y hábil retórico, especialista en la utilización de la elipsis para eludir responder a lo que le preguntan,
   Demostración de esa habilidad del polemista abogado, inspector laboral, hojarasca  de árbol seco y retoño de vigoroso álamo primaveral: sus recursos dialécticos en el debate del parlamento andaluz sobre los ERE.
   Por descontado, esa discusión política siguió al pié de la letra el guión de todas las innumerables repetidas desde la apodada democracia: el interpelante acusa de cualquier fechoría al interpelado y éste último, admitiendo implícitamente la verdad de la acusación, replica que mayores barbaridades cometió su adversario.
    En la discusión del templo de la democracia andaluza se reunieron este jueves 4 de abril los próceres regionales para echar el día a costa de los ERES con los que algunos del gobierno de Griñan se han puesto las botas o han ayudado a que se les calcen sus allegados.
    Evidentemente, la oposición personificada en el Partido Popular estaba interesada en hurgar en la herida del escándalo, mientras que los socialistas y sus cogobernantes comunistas preferían hablar de la eclosión de olores y colores primaverales o del trino sinfónico de las avecillas canoras.
   La hora de la cerveza y la manzanilla sería cuando el portavoz del Partido Popular, Juan Ignacio Zoido, preguntó a Griñán si, después de haberse visto obligado a modificar la concesión de subvenciones irregulares por los ERE, había vuelto a conceder ayudas en circunstancias similares.
    La pregunta fué directa y sin preámbulos y se esperaba una contestación afirmativa o negativa del interpelado.
     Cualquier chiquilicuatre hubiera ´mordido el anzuelo de Zoido y hubiera respondido Si, No, o No Sé.
   Pero Griñán no es un chiquilicuatre sino el que manda en Andalucía y no hay quien lo eche porque supera a todos en capacidad dialéctica, que es lo que los gobernados exigen a sus gobernantes. 
    Replicó  Griñan a Zoido  y, en una clase magistral de sutileza política, le dijo que gana las elecciones el que gobierna porque  el que consigue más votos que los demás  termina en la oposición si los perdedores llegan a un apaño para repartirse el pastel.
   Por si no tenía bastante con la repuesta sobre sutilezas electorales, Griñan replicó a la pregunta de Zoido sobre si había concedido nuevas ayudas para ERES que en Castilla la Mancha, donde mandan los correligionarios de Zoido, las cosas van mucho peor que en Andalucía donde gobiernan Griñan y sus apesebrados.
    ¿Fue una burla la respuesta de Griñan a la pregunta de Zoido?
   Nada de eso: fue el descubrimiento de un nuevo rasgo de la genialidad del  Presidente Socialista.
    Además de licenciado en derecho, inspector de trabajo, hojarasca del régimen caduco y retoño del régimen floreciente, Griñán es un genio de la retórica, consumado experto en usar herramientas que, como la elipsis, permiten negar la razón a quien la tenga y justificar lo injustificable.
    La elipsis, como bien se sabe, consiste en omitir partes del discurso propio que puedan debilitarlo.
     Y el discurso de Griñán este jueves, como siempre, es que tiene toda la razón porque gobierna y que, quien no gobierna, ni tiene ni tendrá razón nunca porque ni gobierna ni gobernará.