miércoles, 20 de mayo de 2020

LOS TIEMPOS DEL AYER


El reportero televisivo que hoy relataba una de las manifestaciones contra el gobierno se refería a ellos como “nostalgicos del pasado”.
   Como uno está entrenado para entender a los que hablan en publico digan lo contrario de lo que quisieran decir, supone que el locutor se refería a los franquistas,  partidarios de aquel general que murió hace ya casi medio siglo.
   Si es así, no parece que el Caudillo fuera un chisgarabís efímero como los que lo sucedieron en el mando de España, todos ellos barridos por la brisa de la historia, como hojarasca que el barrendero tira al estercolero.
   ¿Tan malo fue aquel general para los que todavía se asustan y lo evocan con horror?
   Mira que, si con el regreso de la magia medieval de las epidemias resucitan los mitos legendarios como ya lo es el Caudillo…
   --Y que, como los regalos que los magos llevaron al Niño Jesus, con Franco nos devuelvan también a aquellos remotos tiempos en los que los sarmientos resecos que somos ahora, volviéramos a ser tallos tiernos y verdosos.

¿REBAÑO O PIARA?


    Han echado la mañana de hoy los que se ganan el c aviar dizque defendiendo los intereses de los españoles intentando sortear con palabras la eficacia muda de la muerte.
   Ineficaz es este sistema ajeno a la cultura social española de solucionar entre todos los problemas de todos.
   No han sido entrenados los españoles en su milenaria historia para salvarse sin que sea el poderoso el que los obligue a salvarse.
   La historia de España la labraron los más ingeniosos, fuertes y astutos, que sometieron a obediencia a los afines a los que después capitaneó para integrar a los ajenos, una vez sometidos.
    El español de ahora es consecuencia de aquellos españoles que, en un momento crucial de la humanidad, apostaron por la obediencia al que mandara, y no a lo que su conciencia le dictara, para lo que era entonces la prioridad suprema: la salvación de su alma.
   Así, cuando siglos después el rey de España se la vendió a un extranjero que proponía hacerlos dueños de la tierra que pisaban, se rebelaron gritando “vivan las cadenas” de la esclavitud.
   En la comedia montada hoy para aprobar que el gobierno siga haciendo lo que ha venido haciendo para que una epidemia cause más muertes por habitantes que en ningún otro país del mundo, los representantes de los españoles han vuelto a delegar en el que manda la vida de los que obedecen.
   Porque el que obedece nunca se equivoca y, además, ¿a qué oveja se le ocurriría no seguir el paso que le marque la que la preceda?